¿Qué trata la psiconeuroendocrinología?
El cuerpo tiene cuatro sistemas de control. Son cuatro
engranajes: una parte psicológica, otra neurológica, endocronológica y, el
último, el sistema inmunológico. Cuando una persona tiene una situación de
estrés, perdió el trabajo, por ejemplo, se afecta la parte neuroquímica y le
baja la serotonina, una sustancia química que fabrica el cerebro, necesaria
para un buen estado de ánimo. La baja de serotonina actúa sobre ciertas
glándulas, como la suprarrenal, y eleva el cortisol, la hormona del estrés.
Esto, a su vez, afecta al sistema inmunológico y bajan las defensas. Algo que
empezó en la parte psicológica termina afectando la salud con una gripe, una
afección en las tiroides o una depresión. Puede empezar por cualquiera de los
cuatro engranajes, que son los que regulan todo el organismo.
¿Es muy tramposa la mente?
Puede generar trampas en muchas cosas. En hacerme creer que
tengo algo que no tengo, por ejemplo, un cáncer. O al revés, soy hipertenso y
pienso que poner más sal a la comida no me va a causar daño. Todos nos
autoengañamos, es inherente al ser humano. La mente engaña cuando uno le cree a
un estafador. Una persona, cuando sufre, cree en algo: religión, ciertos
rituales, en otra vida, en la reencarnación. Es una herramienta para evitar el
sufrimiento mental. La angustia, la depresión o los ataques de pánico, generan
un sufrimiento brutal.
¿Siempre empieza en la mente?
No. El intestino tiene tantas neuronas como el cerebro. Un
investigador publicó el libro “El segundo cerebro”, donde dice que el intestino
es nuestro segundo cerebro. Por tanto, si tengo que dar un examen y estoy
nervioso, seguro que tengo dolor de panza o colitis. Y viceversa: un problema
intestinal afecta el razonamiento porque la persona no está a pleno. La mente
enferma al cuerpo y el cuerpo a la mente.
¿Muchas enfermedades empiezan en la mente?
Esto cobró fuerza a partir de HIV, una enfermedad del sistema
inmunológico. Se comprobó que algunos pacientes tenían mayor sobrevida según su
estado de ánimo. Es decir, los pacientes con un soporte emocional importante
vivían más que los que se deprimían y se abandonaban.
¿Es cierto, entonces, que hay que ser positivo?
Absolutamente. Aquel que mira el vaso medio lleno ve mejor
las cosas que el que lo ve medio vacío.
¿El cerebro no para nunca?
No, ni siquiera cuando uno duerme. Por eso soñamos. El
cerebro fabrica imágenes y sensaciones. Durante el día, a uno se le cruzan
muchos pensamientos, más allá de que esté concentrado en otra cosa. Está como
con varios archivos abiertos. A la noche, se sueña si se llega a una
profundidad en el sueño. Pero no siempre recordamos lo que soñamos. Cuando más
impacta una fase del sueño, más se recuerda. Es como una película, no se evoca
el film entero sino las partes que más impactaron al espectador. Con el sueño
es lo mismo. A veces los sueños son caóticos, desordenados, medio surrealistas.
El sueño tiene dos funciones: reparar una serie de cosas que consumimos en el
día. Es como en un supermercado: a la noche hay repositores que llenan las
góndolas con la mercadería que falta para que a la mañana siguiente el
supermercado pueda abrir. Por otro lado, a la noche el cerebro manda las cosas
que no sirven a la papelera. De esa manera, cuando uno se despierta encuentra
mayor capacidad en el “disco duro”.
¿Qué pasa cuando el sueño se interrumpe?
Cuando uno está angustiado, ansioso, el sueño se interrumpe.
El sueño interrumpido es muy desgastante para el cuerpo, porque no hay
posibilidad de reposición ni de bajar la cortina. Cuando estamos pasando un mal
momento, todos sabemos que es un alivio irse a dormir. Produce tanto daño en el
organimo y en la mente, que termina siendo una tortura. Si una persona no
duerme por cuatro días, se muere. Literalmente. Hay personas con dificultad
para dormirse enseguida, eso se llama insomnio inicial, algo típico cuando hay
angustia y preocupaciones. Después está el insomnio intermedio, que ocurre
cuando la persona se duerme rápido pero a las 2 o 3 horas empieza con sueño
entrecortado, como si tuviera un río subterráneo que está haciendo focos de
tensión, que lo va despertando. Es un ruido interno. Y el insomnio tardío, que
es en el que la persona se duerme rápido, se despierta a las 5 de la mañana y
no puede volver a conciliar el sueño. Eso es, en general, un síntoma de
depresión.
¿Por qué tenemos memoria selectiva?
Porque la memoria recuerda lo que más impacta. Lo que uno
más siente o más le interesa, más lo recuerda. Sean lindas o feas, la memoria
queda grabada como una impronta más profunda. Pero también, como una trampa más
de la mente, a veces, para evitar el sufrimiento, uno lo borra de la memoria.
Esto se da mucho en los casos de abuso en la infancia. Hay cosas tan
insoportables, que es necesario no recordarlas
¿Cómo “habla” el inconsciente?
De muchas maneras. (Sigmund) Freud decía que el inconsciente
se expresa a través de los sueños; lo que aparece en los sueños tiene que ver
con cosas del inconsciente que afloran. Por eso el psicoanálisis le da tanta
importancia ya que es una vía de entrada al inconsciente. Otra forma son los
lapsus, cuando yo quiero decir una cosa y me sale otra palabra. Por ejemplo, un
hombre le dice María a su mujer, que se llama Sandra. Ese es un lapsus. La otra
manera que tiene el inconsciente de manifestarse es el chiste. Un chiste dicho
en una reunión atraviesa lo consciente y pega e impacta en el
inconsciente.
¿Se analizan los sueños?
Sí, pero es muy difícil que lo analice quien lo soñó porque
es un mensaje del inconsciente. Se analizan en el marco de un psicoanálisis.
Salvo que uno tenga mucho entrenamiento en terapia en el análisis de sus
sueños.
¿Cuál es la diferencia entre tristeza y depresión?
La tristeza es una reacción normal ante cualquier situación
de pérdida, que no compromete la conexión con la vida. La persona deprimida, en
cambio, cruzó una frontera y está sumergida en un pozo donde no ve la salida y
donde hay una serie de repercusiones físicas, por ejemplo trastornos del sueño,
de alimentación, falta de deseo sexual, ideas de suicidio. Una persona triste
no tiene pensamientos suicidas. La depresión es como una tristeza máxima donde
no se perdió nada. Se dice que el deprimido está lleno de vacío, mientras que el
triste está vacío por algo, no por el todo.
Últimamente se habla mucho de la resiliencia. ¿Una
persona nace o se hace resilente?
Se adquiere. La resiliencia es la capacidad de resistir.
Tiene que ver en general con la solidez y la fortaleza de los vínculos más
primarios de una persona. Así como un bebé bien alimentado probablamente tenga
un buen desarrollo de sus huesos y de su inteligencia, lo mismo pasa con la
fortaleza psicológica o mental. Las personas bien nutridas afectivamente en los
primeros años de vida, hasta los cuatro o cinco años, son aquellos que son más
resistentes a las cuestiones de la vida. Cuanto más afectivamente viene desde
la primera infancia, más capacitado se está para soportar la falta de cosas
después, llámese frustraciones, pérdidas, etcétera. Así como uno tiene un
esqueleto de huesos, tiene una estructura mental, que puede estar bien
desarrollada o pobremente desarrollada. Y esto está ligado a los padres o con
las personas que cumplen esa función