martes, 19 de febrero de 2013


El amor
En sánscrito, la palabra dhyan significa atención o concentración
y de ella proviene el término zen.
Con el tiempo, la palabra dhyan pasó a ser ch'an en chino
y zen en japonés.
Zen es un camino hacia la paz interior
con base en la meditación serena
y en una vida de amor
y desasimiento.
Dhyan o zen es estar en el ahora
y disfrutarlo plenamente,
es amar libremente
con una conciencia despierta.
Difícil intento en medio del agite, las carreras,
el ruido y el empeño obsesivo por el poder o por manipular.
Tú te amas y eres inteligente
si creas el hábito de detenerte,
vivir el instante,
y vives relaciones sin cadenas.
A la mente le fascina flagelarse con el ayer
o sufrir con el mañana,
mientras la vida se escapa en el ahora.
Tu felicidad crece cuando prescindes
de todo lo que te atrapa en el plano material,
aquietarte y trascender.
La paz de tu alma está
en cultivar la aceptación y el desapego,
y no estar atado a nada ni a nadie.
Algo que solo alcanzas si te amas mucho
y no pones tu felicidad
fuera de ti mismo.
No sufres con el apego si tomas conciencia
de la impermanencia de todo,
y prefieres ser a tener.
Detrás del apego hay miedos
y detrás del miedo una fe débil
y un amor precario.
Cuando eres capaz de renunciar a todo
sin quejarte o deprimirte,
entonces todo lo tienes
y fluyes en la vida.
Jesús, Buda y Lao Tse, amaban sin amarras,
porque el amor llenaba del todo sus vidas
y su corazón.
Un maestro de desapego fue el filósofo Diógenes,
y lo demostró ante Alejandro Magno:
"Pide lo que quieras", le dijo el emperador.
"Solo te pido que te hagas a un lado para poder gozar del sol",
respondió Diógenes.
Otro gran maestro del desasimiento fue Francisco de Asís
y por eso, decía:
"cada vez deseo más poco,
y lo poco que deseo lo deseo poco".
El amor genuino es libre y liberador,
el amor genuino nunca es posesivo,
es inmensamente respetuoso.
El amor que ilumina la vida respeta la autonomía de los demás
y nunca posee ni manipula.
¿Así es como amas?
Para lograrlo, primero elige quererte mucho
y aprender a manejar la soledad.
Sólo puedes amar cuando no tienes miedos,
y aceptas que el otro se puede ir sin que te deprimas.
Lo amas, pero no lo necesitas para ser feliz,
porque eres feliz sin apegarte
y sin depender.
¿Qué pierdes cuando te aferras a los que dices amar
como se pegan las parásitas a un árbol?
Sacrificas tu felicidad,
pierdes tu libertad,
sufres en demasía
y también haces sufrir.
Un amor posesivo frena tu proceso y el del otro.
Por eso,
necesitas cultivar un amor sin ataduras
y aceptar que cada ser es independiente.
No es fácil, pero ese es el camino
y lo logras con una vida espiritual intensa,
en la que Dios llena de tal modo tu vida
que no te ves impelido a paliar vacíos emocionales
con relaciones dependientes y sufrientes.


La atención plena es aceptación plena, es entrega. Al prestar atención plena, usted usa El poder del Ahora, que es el poder de su presencia. En ella no puede sobrevivir ninguna bolsa de resistencia. La presencia suprime el tiempo. Sin tiempo, ningún sufrimiento ni negatividad puede sobrevivir.
La aceptación del sufrimiento es un viaje hacia la muerte. Enfrentar el dolor profundo, permitirle ser, llevar su atención a él, es entrar en la muerte conscientemente. Cuando usted ha sufrido esta muerte, se da cuenta de que no hay muerte y no hay nada que temer. Sólo el ego muere. Imagine un rayo de sol que ha olvidado que es una parte inseparable de él y se engaña a sí mismo creyendo que tiene que luchar para sobrevivir y crear y aferrarse a una identidad diferente que la del sol. ¿No sería increíblemente liberadora la muerte de ese engaño?
¿Quiere una muerte fácil? ¿Preferiría morir sin dolor, sin agonía? Entonces muera al pasado en cada momento y deje que la luz de su presencia brille fuera del ser pesado y atado al tiempo que usted pensaba que era "usted".

Eckhart Tolle


lunes, 18 de febrero de 2013

Nadie te ofende, son tus expectativas


Las personas se la pasan la mayor parte de su vida sintiéndose ofendidas por lo que alguien les hizo.
¡Nadie, nunca jamás te ha ofendido!
Son tus expectativas de lo que esperabas de esas personas, las que te hieren.

Y las expectativas tú las creas con tus pensamientos.
 No son reales.
 Son imaginarias.
Si tú esperabas que tus padres te dieran más amor, y no te lo dieron, no tienes por qué sentirte ofendido. Son tus expectativas de lo que un padre ideal debió hacer contigo, las que fueron violadas.
Y tus ideas son las que te lastiman
Si esperabas que tu pareja reaccionara de tal y cual forma y no lo hizo…
Tu pareja no te ha hecho nada.
Es la diferencia entre las atenciones que esperabas tuviera contigo y las que realmente tuvo, las que te hieren. Nuevamente, eso está en tu imaginación.
¿Enojado con Dios?
Son tus creencias de lo que debería hacer Dios, las que te lastiman.
Dios jamás ofende ni daña a nadie.
Un hábito requiere de todas sus partes para funcionar.
Si pierde una, el hábito se desarma.
El hábito de sentirte ofendido por lo que te hacen otros (en realidad nadie te hace nada)
desaparecerá cuando conozcas mejor la fuente de las ofensas.
A lo largo de su vida, coleccionan experiencias: padres, amigos, parejas, etc., y las almacenan en su inventario interior.
Las experiencias negativas dejan una huella más profunda en nosotros que las positivas.
Y cuando una persona es maltratada (por NO haber dicho o hecho lo que se esperaba de ella) por alguien, deja esa experiencia en su inventario.
Cuando conoce a otro alguien, tiene miedo.
Y trata de ver si la nueva persona repetirá las mismas actitudes que la que le hirieron, o sea que se predispone.
¿Resultado?Se duplican los mismos problemas y las mismas experiencias negativas.
Y el inventario negativo sigue creciendo.
En realidad lo que hace es que te estorba.
No te deja ser feliz.
Y a medida que se avanza en años, se es menos feliz.
Es porque el inventario negativo aumenta año con año.
¿Has visto a las personas de edad avanzada y a los matrimonios con muchos años?
Su inventario es tan grande, que parece que la negatividad es su vida.
Una y otra vez sacan experiencias de su inventario negativo ante cualquier circunstancia.
Ni la naturaleza, ni tus padres, ni tus hermanos, ni tus hijos, tus amigos, o parejas, te pertenecen.
Es como el fulgor de las aguas o el aire.
No los puedes comprar.
No los puedes separar.
No son tuyos.
Sólo los puedes disfrutar como parte de la naturaleza.
El cauce de un río no lo puedes atrapar.
Sólo puedes meter las manos, sentir el correr de las aguas entre ellas, y dejarlo seguir.
Las personas son un río caudaloso.
Cualquier intento de atraparlas te va a lastimar.
Ámalas, disfrútalas, y déjalas ir.
Entonces, ¿Hace falta perdonar?
1) Entiende que nadie te ha ofendido.
2) Deja a las personas ser.
Deja que guíen su vida como mejor les plazca.
Es su responsabilidad.
Dales consejos, SÓLO SI TE LO SOLICITAN, pero permite que tomen sus decisiones.
 3) Nadie te pertenece.
Ama y deja ser.
4) Deja de pensar demasiado.
Ábrete a la posibilidad de nuevas experiencias..
Abre los ojos y observa el fluir de la vida como es.
5) La perfección no existe
. Deja de resistirte a que las personas no son como quieres.
Acepta a las personas como el pez acepta al mar, y ámalas como son.
6) Intoxícate con la vida.
La vida real es más hermosa y excitante que cualquier idea que tienes del mundo.
Me complacerá decírtelo por experiencia.
7) Imagina a esa persona que te ofendió en el pasado.
Imagínate que ambos están cómodamente sentados.
Dile por qué te ofendió.
Escucha su explicación amorosa de por qué lo hizo.
Y perdónala.
Si un ser querido ya no está en este mundo, utiliza esta dinámica para decirle lo que quieres.
Escucha su respuesta.
Y dile adiós.
Te dará una enorme paz.
8) A la luz del corto período de vida que tenemos, sólo tenemos tiempo para vivir, disfrutar, y ser felices.
Nuestra compañera la muerte en cualquier momento, de forma imprevista, nos puede tomar entre sus brazos.
9) Es natural pasar por un período de duelo al perdonar, deja que tu herida sane.
Descárgate con alguien para dejar fluir el dolor.Aprende con honestidad los errores que cometiste, prométete que no lo volverás a hacer, y regresa a vivir la vida.
Y, como dirían los Beatles, LET IT BE....  
AUTOR DESCONOCIDO














miércoles, 13 de febrero de 2013

Alegría


Siempre hay algo por lo cual estar gozoso, si mantienes tus ojos y tu corazón 
bien abiertos, de manera que puedas disfrutar de todas las pequeñas alegrías a 
tu alrededor. Estas crecen rápidamente hasta que todo se transforma en 
regocijo y tu corazón siente que estallará de pura alegría. Encontrarás que es 
contagiosa. Cuando irradias  alegría, la traes a la  vida de los  demás y la 
esparces como un regalo. 
El espíritu que llevas es importante. Cuando dejas tu hogar cantando de 
alegría y felicidad, llevas ese espíritu a todos  los que están en contacto 
contigo, ya sea que estén en la calle, en los negocios o sentados a tu lado. Tú 
puedes elevar a los demás al reino de la alegría o arrastrarlos al pozo de la 
depresión y la desesperación. Depende de ti. 
¿Qué importa cómo está el tiempo? Vence todos los obstáculos, resístete a ver 
lo oscuro y lo triste. Ve sólo la  luz; mira con optimismo, no importa cuan 
oscuro pueda ser el problema. Eleva tus ojos hacia el cielo, con optimismo.
"Dios me hablo"  Eileen Caddy 

martes, 12 de febrero de 2013

Abandono

Nuestro niño interior ha experimentado en alguna forma el abandono físico o emocional. El dolor que esto le produjo fue tan abrumador, que lo enterramos en la profundidad de nuestro inconsciente. Todos nuestros mecanismos de supervivencia se dispararon en el intento de recuperarnos de esta agresión, pero no podemos sanar hasta que consigamos traer a la conciencia esta experiencia del pasado.
De alguna manera tenemos que reabrir la herida, y la forma de hacerlo es principalmente a través de nuestras relaciones intimas. Recreamos nuestra herida de abandono cada vez que experimentamos una pérdida o rechazo. De hecho, la principal razón por la cual evitamos la intimidad es nuestro miedo a re experimentar el abandono. En lugar de correr el riesgo, mantenemos la relación superficial, dramática o conflictiva. Inconscientemente, hacemos cualquier cosa para evitar abrir nuestra confianza y tener que sufrir otra vez la misma traición  que sentimos de niños y que hemos olvidado. 

De la Codependencia a la Libertad  de Krishnananda