jueves, 22 de agosto de 2013

LA DEPRESION

RECETA
Macerado de ajos en vinagre
Cara larga, mirada ausente, gesto taciturno, hombros caídos y un ánimo por el suelo suelen ser las señas de identidad de la persona deprimida, melancólica, triste. Para combatir esta dolencia se utilizan numerosos medicamentos y preparados farmacéuticos, algunos de los cuales tienen otros efectos añadidos. La siguiente receta antigua, experimentada a lo largo de generaciones, puede resultar de gran ayuda.
 INGREDIENTES
½  1 de vinagre
½ kg de ajos frescos
½ cabeza grande de ajos secos
½  de glicerina
½  1 de miel de romero
PREPARACIÓN
 1. Mezclar los ajos frescos troceados, los dientes de ajo laminados y medio litro de vinagre de manzana. Guardar la mezcla en lugar fresco y oscuro durante cuatro días, removiendo diariamente.
 2. Al cuarto día, agregar a la mezcla la glicerina y la miel, y dejar macerando un día más.
 3. Filtrar y escurrir bien el macerado. Presionar bien los ajos para que suelten todos sus principios activos: azufre, alicina, aceites, etc. Finalmente, almacenar en un recipiente de cristal bien cerrado.

FORMA DE TOMAR
Tomar una cucharada sopera media hora antes de las tres comidas. Si la depresión es muy fuerte, se puede doblar la dosis.

martes, 13 de agosto de 2013

Eckhart tolle

Al oír hablar del espacio interior quizás usted se disponga a buscarlo, pero si lo busca como si se tratara de un objeto o una experiencia, no podrá encontrarlo. Ese es el dilema de todas las personas que buscan la realización espiritual o la iluminación. Jesús dijo, "El reino de Dios no vendrá con señales que puedan observarse; tampoco dirán, 'Ha llegado' o 'Aquí está, porque el reino de Dios está entre ustedes".
Cuando no pasamos la vida insatisfechos, preocupados, nerviosos, desesperados o agobiados por otros estados negativos; cuando podemos disfrutar las cosas sencillas como el sonido de la lluvia o del viento; cuando podemos ver la belleza de las nubes deslizándose en el cielo o estar solos sin sentirnos abandonados o sin necesitar el estímulo mental del entretenimiento; cuando podemos tratar a los extraños con verdadera bondad sin esperar nada de ellos, es porque se ha abierto un espacio, aunque sea breve, en medio de ese torrente incesante de pensamientos que es la mente humana. Cuando eso sucede, nos invade una sensación de bienestar, de paz vívida, aunque sutil. La intensidad varía entre una sensación de contento escasamente perceptible y lo que los antiguos sabios de la India llamaron "ananda" (la dicha de Ser). Al haber sido condicionados a prestar atención a la forma únicamente, quizás no podamos notar esa sensación, salvo de manera indirecta. Por ejemplo, hay un elemento común entre la capacidad para ver la belleza, apreciar las cosas sencillas, disfrutar de la soledad o relacionarnos con otras personas con bondad. Ese elemento común es la sensación de tranquilidad, de paz y de estar realmente vivos. Es el telón de fondo invisible sin el cual esas experiencias serían imposibles.
Cada vez que sienta la belleza, la bondad, que reconozca la maravilla de las cosas sencillas de la vida, busque ese telón de fondo interior contra el cual se proyecta esa experiencia. Pero no lo busque como si buscara algo. No podría identificarlo y decir, "Lo tengo", ni comprenderlo o definirlo mentalmente de alguna manera. Es como el cielo sin nubes. No tiene forma. Es espacio; es quietud; es la dulzura del Ser y mucho más que estas palabras, las cuales son apenas una guía. Cuando logre sentirlo directamente en su interior, se profundizará. Así, cuando aprecie algo sencillo, un sonido, una imagen, una textura, cuando vea la belleza, cuando sienta cariño y bondad por otra persona, sienta ese espacio interior de donde proviene y se proyecta esa experiencia.
Desde tiempos inmemoriales, muchos poetas y sabios han observado que la verdadera felicidad (a la que denomino la alegría de Ser) se encuentra en las cosas más sencillas y aparentemente ordinarias. La mayoría de las personas, en su búsqueda incesante de experiencias significativas, se pierden constantemente de lo insignificante, lo cual quizás no tenga nada de insignificante. Nietzsche, el filósofo, en un momento de profunda quietud, escribió: "¡Cuán poco es lo que se necesita para sentir la felicidad! ... Precisamente la cosa más mínima, la cosa más suave, la cosa más liviana, el sonido de la lagartija al deslizarse, un suspiro, una brizna, una mirada, la mayor felicidad está hecha de lo mínimo. Es preciso mantener la quietud".
¿Por qué es que la "mayor felicidad" está hecha de "lo mínimo"? Porque la cosa o el suceso no son la causa de la felicidad aunque así lo parezca en un principio. La cosa o el suceso es tan sutil, tan discreto que compone apenas una parte de nuestra conciencia. El resto es espacio interior, es la conciencia misma con la cual no interfiera la forma. El espacio interior, la conciencia y lo que somos realmente en nuestra esencia son la misma cosa. En otras palabras, la forma de las cosas pequeñas deja espacio para el espacio interior. Y es a partir del espacio interior, de la conciencia no condicionada, que emana la verdadera felicidad, la alegría de Ser. Sin embargo, para tomar conciencia de las cosas pequeñas y quedas, es necesario el silencio interior. Se necesita un estado de alerta muy grande. Mantenga la quietud. Mire. Oiga. Esté presente.


sábado, 10 de agosto de 2013

CLAVES DEL AMOR INCONDICIONAL DE LOS INDIOS HOPI.

Eres único, diferente de todos los otros.
Sin reserva ni duda, permito que estés en el mundo como eres, sin un pensamiento o palabra de juicio…
No veo error alguno en las cosas que puedas decir, ni hacer, sentir y creer porque entiendo que te estás honrando a ti mismo al ser y hacer lo que es verdad para ti.
No puedo recorrer la vida con tus ojos ni verla a través de tu corazón.
No he estado donde tu has estado ni experimentado lo que has experimentado, viendo la vida desde tu perspectiva única.
Te aprecio exactamente como eres, siendo tu propia y singular chispa de la Conciencia Infinita, buscando encontrar tu propia forma individual de relacionarte con el mundo.
Sin reserva ni duda, te permito cada elección para que aprendas de la forma que te parezca apropiada.
Es vital que seas tu propia persona y no alguien que yo u otros piensen que “deberías” ser.
En la medida de mi capacidad, sin denigrarme o ponerme en un compromiso, te apoyaré en eso.
No puedo saber lo que es lo mejor para ti, lo que es verdad para ti o lo que necesitas, porque no sé lo que has elegido aprender, cómo has elegido aprenderlo, con quien o en qué periodo de tiempo.
Solo tu puedes sentir tu excitación interna y escuchar tu voz interna – yo sólo tengo la mía.
Reconozco que, aunque sean diferentes entre si, todas las maneras de percibir y experimentar las diferentes facetas de nuestro mundo, todas son válidas.
Sin reserva ni duda admito las elecciones que hagas en cada momento.
No emito juicio sobre esto porque es imprescindible que honre tu derecho a tu evolución individual, porque esto da poder a ese derecho para mí y para todos los otros.
A aquellos que elegirían un camino que no puedo andar o que no andaría, y aunque puede que elija no añadir mi poder y mi energía a ese camino, nunca te negaré el regalo de amor que Dios me ha concedido para toda la creación.
Como te amo, así seré amado.
Así como siembro, recogeré.
Sin reserva ni duda, te permito el derecho universal de libre albedrío para andar tu propio camino, creando etapas o manteniéndote quieto cuando sientas que es apropiado para ti.
No puedo ver siempre el cuadro más grande del Orden Divino y así no emitiré juicio sobre si tus pasos son grandes o pequeños, ligeros o pesados o conduzcan hacia arriba o hacia abajo, porque esto sólo sería mi punto de vista.
Aunque vea que no haces nada y juzgue que esto es indigno, yo reconozco que puede que seas el que traiga una gran sanación al permanecer en calma, bendecido por la Luz de Dios.
Porque es el derecho inalienable de toda vida el elegir su propia evolución, y sin reserva ni duda reconozco tu derecho a determinar tu propio futuro.
Con humildad, me postro ante la comprensión de que el camino que veo es mejor para mi no significa que sea también correcto para ti, que lo que yo creo no es necesariamente verdad para ti.
Sé que eres guiado como yo lo soy, siguiendo tu entusiasmo interno por conocer tu propio camino.
Sé que las muchas razas, religiones, costumbres, nacionalidades y creencias en nuestro mundo nos traen una gran riqueza y nos procuran los beneficios y enseñanzas de tal diversidad.
Sé que cada uno de nosotros aprende en nuestra manera única para devolver ese amor y sabiduría al TODO.
Entiendo que si sólo hubiese una forma de hacer algo, sólo necesitaría haber una persona.
Apreciaré tu luz interna única te comportes o no dé la manera en la que considero que deberías, aunque creas en cosas que yo no creo.
Entiendo que eres verdaderamente mi hermano y mi hermana, aunque puede que hayas nacido en un lugar diferente y creas en diferentes ideales.
El amor que siento es por absolutamente todo lo que ES.
Sé que cada cosa viva es una parte de una conciencia y siento un amor profundo por cada persona, animal, árbol, piedra y flor, por cada pájaro, río y océano y por todo lo que es en el mundo.
Vivo mi vida en servicio amoroso, siendo el mejor yo que
pueda, haciéndome más sabio en la perfección de la Verdad Divina, haciéndome más feliz, más sano, y cada vez más abundante y gozoso.
Aunque a lo largo del camino puede que me gustes, sienta indiferencia por vos, o me disgustes, no voy a dejar de amarte, de honrar tu singularidad y de permitirte ser tu.
Esta es la llave de la paz y armonía en nuestras vidas y en nuestra Tierra porque es la piedra central del Amor Incondicional.
Publicado por Hermani en COMUNIDAD CONSCIENCIA

martes, 6 de agosto de 2013

NUESTRA HERIDA

"Si dejas salir lo que hay dentro de ti,
eso que sacas, te salvará.
Si no dejas salir lo que hay dentro de ti,
eso que no sacas, te destruirá."

- Jesús, Evangelio de Tomás


Nuestras heridas, cuando son ignoradas, negadas, reprimidas, descuidadas o rechazadas, comienzan a supurar y eventualmente nos envenenan.

Cuando a esas mismas heridas, físicas o psicológicas, les prestamos nuestra bondadosa atención, cuando les damos un absoluto permiso para que existan en el inmenso paisaje del momento presente, cuando las iluminamos incondicionalmente con la luz amorosa de nuestra presencia consciente, comenzamos a sanar de manera natural, sin esfuerzo alguno.

No te confundas, 'sanar' no es arreglar algo que se descompuso, no es 'convertir en bueno' algo que está 'mal', tampoco se trata de transmutar las tinieblas en luz, es algo mucho más profundo que eso - es entender que a nivel primordial, nada está mal, nada es oscuridad y que no hay nada en contra de la oscuridad, y que incluso nuestras heridas son sólo inteligentes invitaciones para detenernos y recordar nuestra más profunda naturaleza original - siempre presente, inmortal, nunca nacida y por siempre íntegra.

Vistas a través de la luz de nuestra presencia consciente, nuestras heridas no son realmente heridas, son nuestros más grandes maestros espirituales, sanándonos de todas esas ideas heredadas acerca de la enfermedad y la salud, de la ignorancia y el despertar, del pecado y la salvación.

Jeff Foster
(Traducido por Tarsila Murguía)