lunes, 30 de junio de 2014

La medicina de la conciencia

El Ser Humano es milagroso en cuanto que puede transformar su pasado.
Algunos dicen “no se ocupen del pasado que el pasado ya no existe”, pero el pasado está vivo, presente, doloroso, en cada una de nuestras células, frecuentemente, produciendo enfermedades.
El problema del pasado es simplemente que haya pasado, que lo dejemos atrás como una estatua congelada. Pero al pasado hay que hacerlo presente vivo para transformar su historia, para leerlo en otro código, para interpretarlo en el código del amor, y, cuando interpretamos el pasado en el código del amor, nuestras heridas de la infancia se sanan. Y ahí nosotros somos los psicólogos, los psiquiatras, podemos sanar nuestra vida; todos estamos llenos de dolores, y a veces de dolores absurdos, que cargamos en la vida sin ni siquiera reconocer que existen.
La técnica respiratoria es muy importante, sobre todo la fase de pausa respiratoria, ¿por qué razón? Porque cuando tú respiras lentamente y haces una pausa en la inspiración, la energía del inconsciente y el subconsciente sale a flote, es decir se pregunta ¿que pasa aquí que no están respirando? En ese momento el inconsciente hace aflorar a la consciencia una parte a la que no habíamos tenido acceso, de la que éramos víctimas pero que no habíamos reconocido nunca en la vida, y en ese momento podemos dialogar con el subconsciente y podemos sacar nuestras heridas más profundas. Cuando hacemos eso podemos ir más lejos, así es como actuamos para la autosanación.
Yo puedo decirme, por ejemplo, ¿de dónde viene esta alergia?, si tengo una alergia y quiero librarme de ella. La alergia es algo que rechazo, un virus, una bacteria, un hongo, el frío, el calor, pero eso no es del todo cierto, eso es quedarnos muy cortos. No hay personas que sean alérgicas sólo al frío, las personas alérgicas al frío también tienen miedo a la soledad, tienen miedo al frío del alma, al frío en los sentimientos, a la frialdad del papá o de la mamá, al desafecto, es decir, el frío es simplemente un símbolo. Cuando yo soy alérgico a algo, hay algo que rechazo o que temo.
Entonces si quiero cambiar mi alergia, reconozco mi alergia. Si sé que no reconozco mi alergia porque me hace sentir vergüenza, entonces trabajo con la vergüenza: ¿que cosas en la vida me evocan vergüenza? Luego experimento el sentimiento de la vergüenza y veo como experimento la vergüenza, a veces me pongo pálido y frío, otras veces me pongo rojo como un tomate, otra lo experimento como un vacío o como un hueco a nivel del plexo solar, la puedo experimentar de muchas maneras. Dónde y cómo experimento la alergia, me da una idea de la parte de mi energía que está comprometida. Vamos a ver otro sentimiento, el miedo, yo diría que la mitad de nuestros lumbagos son por miedo.
El miedo provoca más lumbago que todas las hernias discales, todos los problemas articulares, todos los problemas de columna, porque el temor hace que metamos, literalmente, el rabo entre las patas, cerramos el esfínter anal interno, a ese nivel, hay un centro de energía muy importante y, nos cerramos a la vida, contraemos toda la musculatura lumbosacra, esa parte queda mal irrigada y nos dan unos lumbagos terribles, y ese lumbago es el nombre clínico del miedo.
Si logro reconocer el núcleo del miedo, si logro observar mi cuerpo y veo que tengo los glúteos y toda esta parte contraída, si logro respirar hacia esa zona y liberar el sentimiento del miedo, y llamar al miedo y decirle “tú eres la mejor parte de mi mismo, cuando asciendes y te revelas, eres mi prudencia, ya no eres miedo, sino que eres prudencia, eres parte de mi amor también”. Cuando yo, a través de la respiración, logro ascender esa energía del miedo, y logro trasmutarla al altar del corazón, que es donde realmente nace el hombre que puede sanarse y puede sanar la vida, entonces desaparece el lumbago.
Mi resentimiento, mi odio, frecuentemente, está anclado en mis articulaciones. Yo estoy así totalmente rígido. A veces, con el puño apretado en la noche, inconscientemente, dispuesto a pegar y a agredir. Pues bien, ese dolor articular, es resentimiento congelado en esa parte del cuerpo.
Si logro experimentar ese dolor y asociarlo a mi sentimiento de ira y a mi resentimiento, y logro comprender que mi resentimiento es algo que se construye en el plexo solar, que bloquea la energía aquí y no permite a la energía acceder a mi corazón, ni a mi sistema inmune, puedo hacer mucho más que el reumatólogo, o puedo ayudarle mucho, para curar y sanar mi artritis, y yo soy responsable, no tengo que esperar que el reumatólogo me resuelva el problema.
La enfermedad es mi problema, no es el problema del médico, es mi responsabilidad, yo también tengo que ver con eso. La medicina no puede ser el arte de pasarle la pelota al médico, porque le pagamos.
La nueva medicina de la consciencia, es el arte de responsabilizarnos de nuestra vida, y de descubrir que realmente podemos hacer mucho por nuestra vida.
Frecuentemente, vemos que una persona con un cáncer ha tenido un shock, o una pérdida afectiva muy grande. Si una pérdida afectiva le produce un vacío existencial de tal dimensión que se vuelve un vacío de energía, y permite que las células degeneradas puedan invadirle, es porque estaba apegado, ese es el problema del apego que yo debo reconocer.
Si alguien se va y yo lo vivo desde el amor, desde el desapego, sé que su consciencia está conmigo, lo dejo partir no lo amarro. Muchas veces, vemos a alguien al que se le muere el papá o la mamá pero no lo deja partir, eso es literalmente cierto, se queda con parte de su energía anclada al plexo solar. Esa anclada energética puede crear crisis de pánico, de hipertensión, cosas violentas en la clínica. Si nosotros logramos que la persona se sane, es su alma la que lo sana.
El sanador no lo hace por el paciente, yo como sanador soy un imán que le doy la carga que su alma necesita, realmente, la sanación es rescatar la autonomía, la autogestión, y la libertad del otro, para sanarse.
La verdadera sanación es darte las herramientas para que tú, desde tu consciencia, te sanes, no desde tu consciencia racional, sino desde tu sentimiento, desde tu amor, desde tu afecto.
Frecuentemente cuando uno está haciendo una sanación, ve que la persona, aunque no le haya dicho ni una palabra, empieza a llorar y a sacar su resentimiento, y luego siente una sensación de paz, que no es mi paz, es su paz, es la paz de Cristo que también habita en la persona que está siendo sanada. La paz está ahí, ha estado siempre ahí, es parte de nuestra esencia, se trata simplemente de quitar todos aquellos apegos, aversiones, sentimientos, separatismos, toda aquella capa de ignorancia, para que la paz se revele tal cual es, y cuando la paz se revela, germina el amor, y cuando germina el amor la sanación es posible, aunque lo que tenga sea un cáncer, o un lupus.
Pero no te culpes si no lo logras, porque tú participas también en los problemas genéticos de la herencia, de la humanidad como grupo. Esto no es para creerse superman, uno puede ser muy orgulloso y decirse “estoy triste porque no me curé el cáncer”, eso no es un fracaso, el cáncer es un maestro, a veces aprendemos la lección en una ocasión, otras veces necesitamos diez oportunidades, y otras necesitamos cien vidas tal vez, pero lo importante es aprender la lección.
Uno no aprende medicina de un día para otro, hay lecciones supremamente complicadas y difíciles.
También nos diplomamos o nos especializamos en el alma, cuanto más grande sea el desafío, más grande es la oportunidad de crecimiento. Yo solo les he puesto un ejemplo de cómo podemos retomar nuestras emociones, identificar nuestras emociones, aceptarlas, no seguir huyendo de ellas, y así poder transmutarlas.
Pero una vez que sentimos la emoción, hay una pregunta fundamental ¿cuál es la lección que hay debajo de esta emoción negativa? ¿Cuál era el mensaje, qué me quería decir esta actitud y esta enfermedad? Cuando yo no digo NO, en la vida, termino resentido y con ira, pero la ira no es el problema, la ira me está diciendo que hay que aprender a reafirmarme diciendo NO.
La ira es la mejor estrategia de autoafirmación. Cuando yo manifiesto la ira y la transmuto, esa ira se vuelve sanadora, es lo mejor de mi fuerza, mi ira barre y limpia la casa y hace las cosas más rápidamente, ustedes han visto a un ama de casa que en su ira revolotea y el almuerzo está hecho a las diez de la mañana.
Yo sabia cuando mi mamá estaba iracunda, porque a las diez de la mañana mi casa estaba como un espejo. Es así, la ira es una forma de energía que se puede transmutar físicamente, el hecho de que la transmutemos físicamente, no resuelve la fuente de la ira, la fuente de la ira es la necesidad de autoafirmarse, y la necesidad de autoafirmarse es la necesidad de renunciar a la falsa complacencia.
Crecer espiritualmente no es decirle que sí a todo el mundo. El crecimiento espiritual no tiene nada que ver con la bobada, perdónenme la expresión, pero ser espiritual no es ser bobo, y ser tolerante no es ser bobo, la tolerancia no excluye la autoafirmación.
La autoafirmación es condición del crecimiento espiritual. Así que yo tengo que descubrir la lección, debajo del evento negativo, porque el evento negativo no es sino la apariencia, la sombra. Pero esa sombra cuando la quito abre una puerta luz, una lección que yo puedo aprender en mi vida.

Dr. Jorge Carvajal Posada

jueves, 26 de junio de 2014

ABUNDANCIA Y ESCASEZ

La abundancia no es algo que fabricamos, sino algo que aceptamos y con lo que sintonizamos.
Si nuestra mente cree en la escasez, esperando únicamente una pequeña porción de la abundancia que la vida ofrece, entonces eso será lo que experimentaremos en nuestras vidas.
Solemos recibir aquello que estamos dispuestos a aceptar, y cuando nos encerramos en nosotros mismos no es por falta de disponibilidad sino por obedecer creencias basadas en la escasez.
Al formarnos los conceptos de abundancia y prosperidad entendiéndolos como algo que merecemos, advertimos un gran cambio.
En primer lugar, cambian los pensamientos sobre lo que creemos merecer.
Luego modificamos nuestros pensamientos lentamente.
Por fin, llegamos a saber y a creer que cualquiera sea el objeto que deseemos, ya se encuentra aquí, y que nuestra propia convicción es la que provocará su manifestación.
No me cansaré de repetir una y otra vez que lo que hacemos es expandir aquello en lo que situamos nuestras miras.
Creer en la escasez genera la escasez y la convierte en rectora de nuestras vidas. El mismo principio se aplica cuando se trata de la abundancia.


Wayne Dyer

jueves, 19 de junio de 2014

NO TE QUEDES ENCERRADO...

Tus brazos, tus piernas, tu columna vertebral, por miedo a los otros, sin que te des cuenta, tienden a girar hacia dentro obedeciendo a una memoria fetal.
Tu esqueleto tiene reacciones de erizo: al menor peligro se enrolla. Pero el tiempo avanza sin posibilidad de retroceso. No puedes convertirte en una bola, separado del mundo. Esos huesos saben que un día flotarán en el cosmos. Tu esqueleto, atraído por el futuro, tiene posibilidad de abrirse, como una flor de la cual aún eres el capullo cerrado.
Y basta ya de caminar con un muro negro tras tu espalda. Llevas en la nuca el mundo convertido en noche. Gira la cabeza, que tus ojos alumbren lo desconocido… Aún más… Hacia la izquierda, así, hasta que se borre el concepto nuca… Ahora hacia la derecha… No estás obligado a avanzar arrastrando una oscuridad. Tu cuerpo no tiene delante, ni detrás, ni costados; es una esfera rutilante.
Si los huesos son seres, las articulaciones son puentes por dónde has de atravesar el tiempo.
Cada una de tus edades sigue viviendo en ti.
La primera infancia se guarece en tus pies.
Si dejas a tu bebé encerrado allí, te traba la marcha, te sumerge en una memoria que es cuna y prisión, te corta del futuro, te empantana en el pedir sin dar y sin hacer.
Deja que la energía acumulada en tus plantas, dedos, empeine, suba hasta las canillas, te transforme en niño: juega, baila, patea el aire como si fuera un gigante al que dominas. Pero no te quedes ahí, asalta esa fortaleza al parecer inexpugnable que son tus rodillas.
Por delante presentan una coraza al mundo, pero detrás, en la intimidad, te ofrecen la sensualidad del adolescente.
Las rodillas conquistan el mundo, te permiten ocupar como un rey tu territorio, son los caballos feroces de tu carro. Pero si no sigues subiendo, madurando, ahí te quedarás, encerrado en tu castillo. Vamos, entra en ellas y sube por tus muslos, hazte adulto, en las articulaciones que unen tus húmeros a la pelvis descubre la capacidad de abertura de tus piernas…
Ante ti, mi héroe, se presenta la sagrada columna, cada vértebra es un escalón que te lleva de la tierra al cielo.
Desde la grandeza y potencia de las lumbares, trepa hacia las sentimentales dorsales y llega a las lúcidas cervicales, para recibir la caja craneana, cofre de los tesoros que culmina en diez mil pétalos abriéndose hacia la energía luminosa que llueve del cosmos.
Y ahora que has aprendido a abrirte, no te quedes encerrado…

Extracto del libro "El maestro y las magas" Alejandro Jodorowsky

domingo, 15 de junio de 2014

EL DINERO COMO ENERGÍA


Si hay un tema que nos complica la vida, es el del dinero. Ya sea porque vivimos la vida corriendo trás la utopía de que cuando tengamos la suficiente cantidad, seremos felices, o porque lo poseemos y lo utilizamos de manera tal que nos agobiamos con excesos de cosas, actividades a las cuales el dinero nos permite acceder.

En nuestra cultura el dinero se identifica con la felicidad y se ha convertido en una especie de dios al cual se le rinde culto y por el cual se está dispuesto a sacrificarlo todo, familia, afectos, tranquilidad, salud. El dinero, mostrado a través de las posesiones, marcas ,el barrio en que se vive, el lugar en que se nace, la institución en que estudiamos y el cementerio en que nos entierran ha llegado a constituirse en un emblema de autoestima, donde ponemos nuestro poder y razón de vivir. Cual si el poseerlo nos dotara de una calidad distinta, de un aura especial que nos hace sentir fuertes y seguros, superiores a los demás.Por supuesto se trata de un espejismo que se deshace cuando vivimos momentos claves en que nos queda en evidencia que nacemos desnudos y así mismo partimos llevando como único tesoro esa joya preciosa e intangible que mora en el centro del nuestro corazón. Que triste llegar al fin de la vida y darse cuenta que hemos regalado nuestra sangre, energía y tiempo a asegurarnos en los símbolos de dinero y poder.

La plenitud no tiene que ver con el dinero ni las posesiones ni las circunstancias, sino con la capacidad de estar íntegros en el momento, si no somos capaces de contactar con el goce, aquí y ahora ya!, con o sin dinero, es probable que no haya condiciones externas que nos puedan asegurar ese preciado don de ser feliz.

Necesitamos otra manera de pensar el dinero, otro enfoque para utilizarlo e integrarlo sanamente a la vida.Pensemos que el dinero es una forma de energía, una energía que obtenemos dignamente por nuestra entrega energética a través del trabajo. Una energía neutra, que nosotros connotamos al invertirla en objetos, acceso a otros aprendizajes, expriencias compartidas, aventuras etc.

Por tanto el punto es cuanta energía en forma de dinero necesitamos y en qué la invertimos. Cuánto necesitamos para vivir en armonía, para desarrollar un proyecto de vida que nos dé plenitud y aporte bien a los demás. El problema es que habitualmente no pensamos en qué sería sanador y armónico en un momento dado, qué sería bueno para recontactarnos con nuestro centro, con la creatividad, con la soledad, o con la compañía.

Si realmente pensaramos en lo que haría bien al alma, seguramente necesitaríamos mucho menos, invertiríamos en simplicidad, en contacto con la naturaleza, en compartir en familia, en aprender y crear, en espacios de silencio, en amistad, en dar y seguramente viviríamos más liviana y felizmente.

Una persona que está en contacto con su ser, necesita poco consumo porque su riqueza está puesta en el corazón. Podemos imaginar como sería nuestro planeta si un número criticamente alto comenzara a pensar así, en llevar una vida simple por opción personal? En que el dinero se valorara como una energía disponible para valores de armonía y paz? Todos los esquemas que sustentan los valores de crecimiento y consumo ilimitado como las metas humanas se caerían bajo el peso de la infelicidad que han traído al ser humano y a la naturaleza.

Es probable que este tipo de actitudes sostenidas por un número creciente de personas sea lo que lleve algún día a salvar al planeta de la depredación y a millones de seres humanos del hambre.

Necesitamos pocas cosas para ser felices cuando el ser está despierto, quizás una caminata por la orilla del mar, o volver a escuchar a otro ser humano con la mente y el corazón abierto, o reirse y jugar, o ponernos al servicio de un proyecto que nos encienda el entusiasmo. Desde este criterio nos podemos preguntar qué es lo que necesito para no ahogar a mi ser como muchas veces lo hace el exceso de bienes y consumos? Ahogamos al ser llenándonos de ruido, alejándonos de los pulsos naturales, corriendo en una sobreactividad para cuidar las cosas a la que tanta energía le hemos sacrificado, lo ahogamos en los hijos cuendo le entregamos el mensaje que sólo viviendo en ciertos barrios, o poseyendo cosas, o mostrando cuan hábiles o adinerados son, serán felices.

El dinero es una energía maravillosa que podemos poner al servicio de la armonía y el amor, o a encerrarnos en el infierno de la defensa de lo que tenemos, de la apariencia, de los excesos y la alienación de nuestra esencia


Artículo de Patricia May

sábado, 14 de junio de 2014

Carta N° 8: JUNIO 2014.

 Hola Amigos – as:

Con esta carta terminamos la referencia a Carl Gustav Jung, como ayuda para entendernos internamente, a través del tema de los COMPLEJOS. Algo sabemos del tema: por ejemplo, sabemos que existe el complejo de inferioridad… esto quiere decir que nosotros tenemos almacenadas en nuestro inconsciente, determinadas experiencias muy sensibilizadas, que son disparadas, activadas, por alguna situación exterior y al dispararse nos hacen sentir inferiores. Cuando esto sucede, casi siempre no hay proporción entre el estímulo disparador y nuestra reacción.

A veces a nosotros nos sorprende que algo muy pequeño de la realidad nos hace reaccionar en forma inesperada y desproporcionada… eso sucede cuando nos enojamos demasiado, nos angustiamos de golpe, nos enternecemos fuera de contexto... Es muy posible que en ese momento, algo de la vida cotidiana, haya oficiado de disparador de esa zona sensibilizada dentro de nosotros.

“Un complejo puede definirse como un grupo de ideas o imágenes cargadas afectivamente de un modo intenso y del cual generalmente la conciencia no se apercibe. La existencia del complejo en sí misma no implica una patología, pero sí una zona sensible del psiquismo, que reaccionará emotivamente ante los estímulos de la vida. Los complejos son inevitables, dado que todos tenemos núcleos personales que se van cargando emocionalmente desde temprana edad. Lo que sí es evitable, mediante el trabajo interno, es que sean ellos quienes determinen nuestra vida, operando automáticamente desde el Inconsciente.

El núcleo de cada complejo es un arquetipo que oficia de imán para aglutinar las experiencias vitales en torno a él, filtrando la realidad de manera tal que cada elemento afín a esa experiencia vaya sensibilizando aún más ese punto conflictivo. Por ejemplo: si un niño tiene una experiencia primaria de abandono, estará sensibilizado para decodificar los hechos que vayan ocurriendo en su vida en base a ese complejo no resuelto, experimentando, como situación de abandono inclusive lo que quizás para otra persona no lo sería”. (V. Gawel).

Es como si fuera un elemento alergeno que cuando nos toca, reaccionamos distorsionando alguna de las funciones psicológicas como el sentimiento, el pensamiento, la intuición o la sensación. Lo importante es mantener un trabajo constante sobre nosotros mismos de modo que no sean los complejos los que nos gobiernen sometiéndonos a la situación de una embarcación a la deriva y al arbitrio de las olas.

                                   Hasta pronto!...

                                                                                                                                                  Cariñosamente, Ricardo Luis Gerula

jueves, 5 de junio de 2014

El circuito psicobiológico de la ira

Cada vez que usted se enfada, su cuerpo, sufre un aumento de la frecuencia cardiaca, de la presión arterial y aumenta la producción de la hormona testosterona, disminuye el cortisol (la hormona del estrés), y el hemisferio izquierdo del cerebro se activa más.
Las emociones generan profundos cambios en el sistema nervioso autónomo que controla la respuesta cardiovascular y la del sistema endocrino, además se producen cambios en la actividad cerebral, principalmente en los lóbulos frontales y temporales. No obstante, “al centrarnos en la actividad cerebral asimétrica del lóbulo frontal que se produce experimentamos emociones, existen dos modelos que entran en contradicción en el caso de la ira.
El primer modelo de valencia de emoción, propone que la región frontal izquierda del cerebro está implicada en la experiencia de emociones positivas, mientras que la derecha está más relacionada con las emociones negativas. El segundo modelo, de dirección motivacional expone que la región frontal izquierda está implicada en la experiencia de emociones relacionadas con el acercamiento, mientras que la derecha se asocia con las emociones que provocan la retirada.
Las emociones positivas, como la felicidad, suelen asociarse a una motivación de acercamiento y las negativas, como el miedo o la tristeza, se caracterizan por una motivación de retirada. Sin embargo, no todas las emociones se comportan de acuerdo a esta relación. “El caso de la ira es especial porque se experimenta como negativa pero, a menudo, evoca una motivación de acercamiento.
Ante la experiencia de la ira, se observa un aumento de la ventaja del oído derecho, que indica una mayor activación del hemisferio izquierdo, lo que apoya el modelo de dirección motivacional. En otras palabras, cuando nos enfadamos, nuestra respuesta cerebral asimétrica está mediada por la motivación de acercamiento al estímulo que nos provoca la ira y no tanto por el hecho de considerar este estímulo como negativo: Normalmente cuando nos enfadamos mostramos tendencia natural a acercarnos a aquello que nos provoca la ira para tratar de eliminarlo.
IRA Y ENFERMEDAD CARDIACA
Hay personas que viven como el mercurio, con la menor cosa se les sube la ira, muchas veces esta condición está ligada a enfermedades orgánicas, otras veces con enfermedades psíquicas. Nuestros padres eran sabios, cuando nos miraban enojados, nos decían, respira profundo y cuenta hasta diez.
Aunque controlarse cuesta demasiado, habrá que hacerle caso al consejo de nuestros padres porque más investigaciones científicas demuestran que los ataques de ira y hostilidad aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares. La evidencia surge a partir de un estudio que la Universidad de Duke, Estados Unidos, realizó en 313 veteranos de guerra del Vietnam, que se encontraban sanos: Al monitorear su salud, se encontró que la ira, la hostilidad y la depresión conducían a subir el riesgo de enfermedad cardiovascular, diabetes e hipertensión. La investigación duró diez años, incluyó pruebas médicas, evaluaciones psicológicas que permitieron determinar los niveles de hostilidad, ira y depresión. ¿Cómo llegaron a los resultados? Los científicos midieron un parámetro: los niveles de la proteína C3 en la sangre, que indica la inflamación de las arterias coronarias, un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular. Hallaron que el 25% de los participantes con mayores niveles de ira, hostilidad y depresión tenían un aumento significativo y constante en los niveles de la proteína C3. En cambio, en el 25% de los veteranos con menos niveles de ira, hostilidad y depresión, no se registraron cambios.
Hasta el momento, se desconoce con certeza por qué los niveles de la proteína C3 se van por las nubes a partir de un ataque de ira. Pero los científicos, estiman que la ira dispara una serie de reacciones químicas en el sistema inmune que terminan produciendo la inflamación. La inflamación (indicada por los niveles de la proteína en sangre) pone en riesgo a los hombres de hipertensión, diabetes y enfermedad de las arterias coronarias. La ira está relacionada con un pronóstico desfavorable en pacientes con enfermedad coronaria porque puede inducir isquemia miocárdica y arritmias. Esta observación está lejos de ser absoluta ya que varía con la intensidad y duración de la ira y de la capacidad de cada individuo de regular las emociones.
Los pacientes con tendencia fácil a la ira y alta tendencia a reprimirla se considera que pertenecen al tipo de personalidad “D” y tienen riesgo aumentado de efectos adversos. RECUERDE QUE DESATAR LA IRA… ES LO MEJOR… EL TEMA ES “COMO” DESATARLA…………. (aprenda técnicas de relajación o de exteriorización de emociones, inteligencia emocional, para expresar de la mejor forma las EMOCIONES), y DEFINITIVAMENTE REPRIMIRLA Y MOSTRAR CARA DE FELIZ CUMPLEAÑOS… ES LO PEOR.

Lic. Victor Morales