sábado, 14 de junio de 2014

Carta N° 8: JUNIO 2014.

 Hola Amigos – as:

Con esta carta terminamos la referencia a Carl Gustav Jung, como ayuda para entendernos internamente, a través del tema de los COMPLEJOS. Algo sabemos del tema: por ejemplo, sabemos que existe el complejo de inferioridad… esto quiere decir que nosotros tenemos almacenadas en nuestro inconsciente, determinadas experiencias muy sensibilizadas, que son disparadas, activadas, por alguna situación exterior y al dispararse nos hacen sentir inferiores. Cuando esto sucede, casi siempre no hay proporción entre el estímulo disparador y nuestra reacción.

A veces a nosotros nos sorprende que algo muy pequeño de la realidad nos hace reaccionar en forma inesperada y desproporcionada… eso sucede cuando nos enojamos demasiado, nos angustiamos de golpe, nos enternecemos fuera de contexto... Es muy posible que en ese momento, algo de la vida cotidiana, haya oficiado de disparador de esa zona sensibilizada dentro de nosotros.

“Un complejo puede definirse como un grupo de ideas o imágenes cargadas afectivamente de un modo intenso y del cual generalmente la conciencia no se apercibe. La existencia del complejo en sí misma no implica una patología, pero sí una zona sensible del psiquismo, que reaccionará emotivamente ante los estímulos de la vida. Los complejos son inevitables, dado que todos tenemos núcleos personales que se van cargando emocionalmente desde temprana edad. Lo que sí es evitable, mediante el trabajo interno, es que sean ellos quienes determinen nuestra vida, operando automáticamente desde el Inconsciente.

El núcleo de cada complejo es un arquetipo que oficia de imán para aglutinar las experiencias vitales en torno a él, filtrando la realidad de manera tal que cada elemento afín a esa experiencia vaya sensibilizando aún más ese punto conflictivo. Por ejemplo: si un niño tiene una experiencia primaria de abandono, estará sensibilizado para decodificar los hechos que vayan ocurriendo en su vida en base a ese complejo no resuelto, experimentando, como situación de abandono inclusive lo que quizás para otra persona no lo sería”. (V. Gawel).

Es como si fuera un elemento alergeno que cuando nos toca, reaccionamos distorsionando alguna de las funciones psicológicas como el sentimiento, el pensamiento, la intuición o la sensación. Lo importante es mantener un trabajo constante sobre nosotros mismos de modo que no sean los complejos los que nos gobiernen sometiéndonos a la situación de una embarcación a la deriva y al arbitrio de las olas.

                                   Hasta pronto!...

                                                                                                                                                  Cariñosamente, Ricardo Luis Gerula

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