El estudio del árbol genealógico es,
para nosotros, un trabajo de toma de conciencia que permite adquirir una
lucidez tan completa como sea posible frente a nuestra herencia: un poco como
si estudiáramos la anatomía de nuestro inconsciente familiar o como si fuéramos
un etnólogo extranjero que observara las costumbres de una tribu primitiva.
Para llevarlo a cabo, será preciso concentrar primero el árbol genealógico todo
cuanto sea posible, precisamente a causa de la enorme influencia que ejerce
sobre nosotros.
En una segunda etapa, será tenida en
cuenta toda la complejidad de nuestra propia persona con el fin de que podamos
decidir, ante dicha herencia, cuáles son los elementos que pesan sobre
nosotros, cuales decidimos por el momento conservar o dejar en su sitio y
cuales nos proponemos transformar, utilizando para ello un cierto número de
medios creativos, simbólicos y rituales que nos permitan integrar en nosotros
una nueva realidad, más de acuerdo con nuestras aspiraciones más profundas,
como si estuviésemos valorando los muebles, objetos y otros enseres de una
vieja casa familiar y nos planteásemos qué deseamos tirar a la basura y qué
conservar o transformar.
En “Metagenealogía”, Alejandro
Jodorowsky y Marianne Costa (ed. Siruela)
No hay comentarios:
Publicar un comentario