jueves, 1 de mayo de 2014

Carta N° 7: MAYO 2014.

Hola Amigos – as:
Hoy, nos toca aproximarnos al último arquetipo de C.G. Jung: el SÍ MISMO. No es un tema fácil de abordar: por suerte, en las cartas anteriores, han quedado algunos materiales que pueden sernos de utilidad para una INTRODUCCIÓN.
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Existe una psicología, llamada Psicología Transpersonal (porque pone el acento en la ESPIRITUALIDAD HUMANA) que resume el conocimiento de ANTIGUAS TRADICIONES que experimentan a nuestro YO PROFUNDO (el contrario al EGO, la MÁSCARA, la PERSONALIDAD) como “un algo - que es como si fuera un alguien – que puede ayudarnos a que nuestra vida sea más plena, más lúcida”… “… a esta expresión se refiere tanto al Budismo como al Taoísmo, el Misticismo Judeo- Cristiano, las culturas precolombinas… Todas, en su núcleo esencial, conllevan las mismas ideas básicas, que pueden ser tenidas en cuenta más allá de la propia creencia religiosa a la cual se adscriba o no en lo personal”. (V. Gawel).
Ese “algo” o “alguien” al que se refieren estas Tradiciones, es lo que podríamos llamar Esencia – Self o el Sí Mismo de Carl Jung (= nuestra real identidad, única, no – condicionada) Como es una Esencia que “parece no responder a las leyes del tiempo y la materia, quizás sea aquello que continúe existiendo aún después de morir…” es lo que Bankei, un maestro japonés moderno del Zen, denomina Mente Originaria, Inconsciente Cósmico, lo Nonato… es decir lo no-nacido y por lo tanto aquello que, por no haber nacido, no podría morir. Sería nuestra verdadera naturaleza que normalmente, sobre todo en Occidente, está reprimida y sepultada bajo la lápida del ego, la personalidad, la máscara y los roles que asumimos y desempeñamos.
Roberto Assagioli (1888 – 1974), italiano, uno de los primeros psiquiatras en tener en cuenta el aspecto espiritual del hombre y uno de los primeros en ensayar métodos para lograr el contacto con ese Yo No - Nato, asevera que el núcleo de ese Yo Nonato, al que él denomina Supraconsciente o Superconsciente, es nuestra verdadera Esencia, nuestra real identidad no-condicionada.
“La represión de ésa, nuestra verdadera naturaleza, conlleva el hecho de vivir una vida que no es esencialmente la nuestra, respondiendo en función de nuestros condicionamientos, y no desde lo que somos en nuestra profundidad. Esto trae trastornos del ánimo (sobre todo vinculados a la depresión) que requieren de un trabajo consciente hacia la re-conexión con ese núcleo del Ser. La tarea interna de toda persona,
que busque conocerse a sí misma, tiene por fundamento apuntar a esa reconexión. Y esto va mucho más allá de revisar el plano del inconsciente inmediato del que nos habla la Psicología clásica. El contacto con ese núcleo de nuestro Yo Inconsciente, vitaliza nuestra percepción de nosotros mismos y de nuestra vida”. (V. Gawel).
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En este Yo, desde la perspectiva Oriental, reside la Vida misma, la energía, la potencialidad de toda creatividad, la frescura, la renovada estabilidad, paz y plenitud. El hombre conectado al núcleo del propio Ser, entre otras muchas cualidades, es fresco, vital, juvenil, ocurrente, creativo, natural, totalmente sincero, transparente, estable, armonioso, equilibrado, espontáneo y jubiloso… sin embargo, casi la mayoría de las personas que vemos en nuestras sociedades occidentales, no son así… muy por el contrario, se las ve desvitalizadas, rígidas, deprimidas, inexpresivas, envejecidas, cansadas, repetitivas y monotemáticas… siempre buscando “algo” fuera de sí, sin darse cuenta que ese algo, está más cercano a ellos mismos que su próxima respiración. Es su propio Ser Profundo.
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Cuando eso sucede, la persona se siente VACÍA, porque TODAVÍA le FALTA ese ALGO, para ser FELIZ!... Más aún, su felicidad no está en el PRESENTE sino el FUTURO.
Cuando “me reciba”, cuando “case a mis hijos”, cuando “termine la casa”, cuando “me compre” el coche importado… ENTONCES voy a disfrutar, entonces voy a ser feliz!.. pero ese ENTONCES nunca llega porque siempre se tiene la sensación de que “falta 5 para el peso”…
¿Usted nunca se preguntó por qué las personas millonarias, que amasaron fortunas inconmensurables, además de vivir desde la carencia, siempre QUIEREN MÁS?... “NUNCA nada es SUFICIENTE”?... porque el AGUA que puede apagar su SED no está en el DINERO… está en el SER PROFUNDO!... tampoco está en el sexo, en el poder, ni en la droga… son todas cosas exteriores a nosotros y cuanto más crecen como EXTERIOR más ahogan y despojan de sentido al INTERIOR.
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Y eso no le pasa sólo a los Magnates que realizan grandes negocios y recorren el mundo en deslumbrantes embarcaciones y aeronaves… también le pasa a las PERSONAS CONSAGRADAS a DIOS, a los SANTOS… porque ellos también sienten que les “falta 5 para el peso”… ellos también buscan fuera de sí y en el futuro, algo que en el presente, les falta y hace que su vida se sienta vacía… sin darse cuenta que ese algo, está más cercano a ellos mismos que su próxima respiración. Es su propio Ser Profundo. Sin embargo ellos también
dicen: “Todavía no soy todo lo Santo que necesito… cuando llegue a vencer el pecado… cuando toque el borde de la perfección, entonces, voy a ser Feliz”…y ese CUANDO nunca llega…
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Creo que nadie como yo, conozco a estos personajes… quizás por las “cualidades intuitivas” que por ahí ejerzo, he llegado a codearme con personajes increíbles… de todos, lo que siempre me llamó más la atención, es lo infelices y miserables que son… pichulean la comida, la bebida, no comparten y viven desde la carencia más absoluta, aunque transcurran su existencia sobrados de todo.
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Cuando doy el curso de ENERGÍA HUMANA II, lo empiezo con una Parábola sufí, que intitulé, El Rey amnésico y dice así:
“Había un Rey que tenía un reino muy especial: era el reino donde todo era posible. En cualquier punto del reino, donde alguien tuviese un deseo, ese deseo, automáticamente, se convertía en realidad, como por arte de magia.
Se decía, además, que un importante acuífero ocupaba toda la profundidad de su Reino y estaba conectado con toda el agua dulce del planeta: a cualquiera que viviese en su Reino, nunca le faltaría el agua ni nunca tendría sed.
Pero un día, el Rey que todo lo tenía, perdió la memoria… olvidó totalmente su naturaleza real, abandonó su trono y empezó a recorrer los caminos del Reino como un linyera… muerto de sed y en la más absoluta carencia.
Tú eres ese Rey y como él, olvidaste tu naturaleza, tu reino y tu trono, para vivir desde la CARENCIA como un linyera. Despierta, recobra tu memoria, vuelve a ocupar tu trono y en el reino donde todo es posible, vive desde la ABUNDANCIA”.
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Hay quienes están tan confundidos en este tema que creen que el POZO es POZO, porque TIENE AGUA… no, el pozo es pozo porque es PROFUNDO. Muchos charcos también tienen agua y no son pozos. Todo es cuestión de profundidad: vivir en la SUPERFICIE del pozo, en el brocal, o en la PROFUNDIDAD. La profundidad es siempre quieta, silenciosa, fresca, está conectada a un acuífero inagotable que se llama NUESTRO SER PROFUNDO. Jung lo llamó el “Sí Mismo”.
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“El Sí Mismo aparece en mitos y cuentos de hadas en la figura de una personalidad extraordinaria, como un rey, un héroe, un profeta, un salvador, un anciano sabio, etc. También bajo la imagen de un niño (símbolo de lo nuevo, lo fresco, lo potencial). En los sueños estos personajes suelen tener el mismo sexo del soñante. Igualmente son símbolos del Sí Mismo ciertas figuras geométricas como el círculo, el cuadrado, la cuadratura del círculo, la cruz, etc. Estos símbolos geométricos de tendencia a la ordenación y unificación de lo múltiple como representación de la totalidad, son espontáneos y su aparición se remonta a la era paleolítica.
Jung los estudió durante catorce años antes de arriesgarse a darles una interpretación psicológica. En nuestros sueños pueden aparecer como figuras geométricas propiamente dichas, o bien encarnadas bajo la forma de edificios o plazas circulares, anillos, rondas (símbolo ancestral de la unidad y comunión esencial)… En la mitología también ciertos objetos especiales pueden representarlo, tal como el Santo Grial o la Piedra Filosofal. Culturalmente cada vitreaux en una catedral, cada mandala que un monje diseña, cada ronda de gente reunida, cada alianza de matrimonio, está representando, silenciosamente, este símbolo central que viene desde la noche de los tiempos…” (V. Gawel).
Cuando Jung veía que sus pacientes empezaban a dibujar círculos con un centro, o mandalas, se ponía contento, porque esos dibujos representaban al Sí Mismo con el que sus pacientes, ya habían hecho conexión en su interior, aunque sus efectos aún no se manifestasen en el exterior; pero esa era la prueba de que pronto se manifestarían, de que la sanación estaba próxima.
Existe también un aspecto de la Psicopatología vinculado a este tema, que sería muy complejo de abordar en una carta como esta.
Hasta pronto!...
                                                                                                                                                               Cariñosamente, Ricardo Luis Gerula.


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