Hola Amigos – as:
Hoy, nos toca aproximarnos al último arquetipo de C.G. Jung:
el SÍ MISMO. No es un tema fácil de abordar: por suerte, en las cartas
anteriores, han quedado algunos materiales que pueden sernos de utilidad para
una INTRODUCCIÓN.
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Existe una psicología, llamada Psicología Transpersonal
(porque pone el acento en la ESPIRITUALIDAD HUMANA) que resume el conocimiento
de ANTIGUAS TRADICIONES que experimentan a nuestro YO PROFUNDO (el contrario al
EGO, la MÁSCARA, la PERSONALIDAD) como “un algo - que es como si fuera un
alguien – que puede ayudarnos a que nuestra vida sea más plena, más lúcida”… “…
a esta expresión se refiere tanto al Budismo como al Taoísmo, el Misticismo
Judeo- Cristiano, las culturas precolombinas… Todas, en su núcleo esencial,
conllevan las mismas ideas básicas, que pueden ser tenidas en cuenta más allá
de la propia creencia religiosa a la cual se adscriba o no en lo personal”. (V.
Gawel).
Ese “algo” o “alguien” al que se refieren estas Tradiciones,
es lo que podríamos llamar Esencia – Self o el Sí Mismo de Carl Jung (= nuestra
real identidad, única, no – condicionada) Como es una Esencia que “parece no
responder a las leyes del tiempo y la materia, quizás sea aquello que continúe
existiendo aún después de morir…” es lo que Bankei, un maestro japonés moderno
del Zen, denomina Mente Originaria, Inconsciente Cósmico, lo Nonato… es decir
lo no-nacido y por lo tanto aquello que, por no haber nacido, no podría morir.
Sería nuestra verdadera naturaleza que normalmente, sobre todo en Occidente,
está reprimida y sepultada bajo la lápida del ego, la personalidad, la máscara
y los roles que asumimos y desempeñamos.
Roberto Assagioli (1888 – 1974), italiano, uno de los
primeros psiquiatras en tener en cuenta el aspecto espiritual del hombre y uno
de los primeros en ensayar métodos para lograr el contacto con ese Yo No -
Nato, asevera que el núcleo de ese Yo Nonato, al que él denomina
Supraconsciente o Superconsciente, es nuestra verdadera Esencia, nuestra real
identidad no-condicionada.
“La represión de ésa, nuestra verdadera naturaleza, conlleva
el hecho de vivir una vida que no es esencialmente la nuestra, respondiendo en
función de nuestros condicionamientos, y no desde lo que somos en nuestra
profundidad. Esto trae trastornos del ánimo (sobre todo vinculados a la
depresión) que requieren de un trabajo consciente hacia la re-conexión con ese
núcleo del Ser. La tarea interna de toda persona,
que busque conocerse a sí misma, tiene por fundamento
apuntar a esa reconexión. Y esto va mucho más allá de revisar el plano del
inconsciente inmediato del que nos habla la Psicología clásica. El contacto con
ese núcleo de nuestro Yo Inconsciente, vitaliza nuestra percepción de nosotros
mismos y de nuestra vida”. (V. Gawel).
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En este Yo, desde la perspectiva Oriental, reside la Vida
misma, la energía, la potencialidad de toda creatividad, la frescura, la
renovada estabilidad, paz y plenitud. El hombre conectado al núcleo del propio
Ser, entre otras muchas cualidades, es fresco, vital, juvenil, ocurrente,
creativo, natural, totalmente sincero, transparente, estable, armonioso,
equilibrado, espontáneo y jubiloso… sin embargo, casi la mayoría de las
personas que vemos en nuestras sociedades occidentales, no son así… muy por el
contrario, se las ve desvitalizadas, rígidas, deprimidas, inexpresivas,
envejecidas, cansadas, repetitivas y monotemáticas… siempre buscando “algo”
fuera de sí, sin darse cuenta que ese algo, está más cercano a ellos mismos que
su próxima respiración. Es su propio Ser Profundo.
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Cuando eso sucede, la persona se siente VACÍA, porque
TODAVÍA le FALTA ese ALGO, para ser FELIZ!... Más aún, su felicidad no está en
el PRESENTE sino el FUTURO.
Cuando “me reciba”, cuando “case a mis hijos”, cuando
“termine la casa”, cuando “me compre” el coche importado… ENTONCES voy a
disfrutar, entonces voy a ser feliz!.. pero ese ENTONCES nunca llega porque
siempre se tiene la sensación de que “falta 5 para el peso”…
¿Usted nunca se preguntó por qué las personas millonarias,
que amasaron fortunas inconmensurables, además de vivir desde la carencia,
siempre QUIEREN MÁS?... “NUNCA nada es SUFICIENTE”?... porque el AGUA que puede
apagar su SED no está en el DINERO… está en el SER PROFUNDO!... tampoco está en
el sexo, en el poder, ni en la droga… son todas cosas exteriores a nosotros y
cuanto más crecen como EXTERIOR más ahogan y despojan de sentido al INTERIOR.
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Y eso no le pasa sólo a los Magnates que realizan grandes
negocios y recorren el mundo en deslumbrantes embarcaciones y aeronaves…
también le pasa a las PERSONAS CONSAGRADAS a DIOS, a los SANTOS… porque ellos también
sienten que les “falta 5 para el peso”… ellos también buscan fuera de sí y en
el futuro, algo que en el presente, les falta y hace que su vida se sienta
vacía… sin darse cuenta que ese algo, está más cercano a ellos mismos que su
próxima respiración. Es su propio Ser Profundo. Sin embargo ellos también
dicen: “Todavía no soy todo lo Santo que necesito… cuando
llegue a vencer el pecado… cuando toque el borde de la perfección, entonces,
voy a ser Feliz”…y ese CUANDO nunca llega…
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Creo que nadie como yo, conozco a estos personajes… quizás
por las “cualidades intuitivas” que por ahí ejerzo, he llegado a codearme con
personajes increíbles… de todos, lo que siempre me llamó más la atención, es lo
infelices y miserables que son… pichulean la comida, la bebida, no comparten y
viven desde la carencia más absoluta, aunque transcurran su existencia sobrados
de todo.
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Cuando doy el curso de ENERGÍA HUMANA II, lo empiezo con una
Parábola sufí, que intitulé, El Rey amnésico y dice así:
“Había un Rey que tenía un reino muy especial: era el reino
donde todo era posible. En cualquier punto del reino, donde alguien tuviese un
deseo, ese deseo, automáticamente, se convertía en realidad, como por arte de
magia.
Se decía, además, que un importante acuífero ocupaba toda la
profundidad de su Reino y estaba conectado con toda el agua dulce del planeta:
a cualquiera que viviese en su Reino, nunca le faltaría el agua ni nunca
tendría sed.
Pero un día, el Rey que todo lo tenía, perdió la memoria…
olvidó totalmente su naturaleza real, abandonó su trono y empezó a recorrer los
caminos del Reino como un linyera… muerto de sed y en la más absoluta carencia.
Tú eres ese Rey y como él, olvidaste tu naturaleza, tu reino
y tu trono, para vivir desde la CARENCIA como un linyera. Despierta, recobra tu
memoria, vuelve a ocupar tu trono y en el reino donde todo es posible, vive
desde la ABUNDANCIA”.
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Hay quienes están tan confundidos en este tema que creen que
el POZO es POZO, porque TIENE AGUA… no, el pozo es pozo porque es PROFUNDO.
Muchos charcos también tienen agua y no son pozos. Todo es cuestión de
profundidad: vivir en la SUPERFICIE del pozo, en el brocal, o en la
PROFUNDIDAD. La profundidad es siempre quieta, silenciosa, fresca, está
conectada a un acuífero inagotable que se llama NUESTRO SER PROFUNDO. Jung lo
llamó el “Sí Mismo”.
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“El Sí Mismo aparece en mitos y cuentos de hadas en la
figura de una personalidad extraordinaria, como un rey, un héroe, un profeta,
un salvador, un anciano sabio, etc. También bajo la imagen de un niño (símbolo
de lo nuevo, lo fresco, lo potencial). En los sueños estos personajes suelen
tener el mismo sexo del soñante. Igualmente son símbolos del Sí Mismo ciertas
figuras geométricas como el círculo, el cuadrado, la cuadratura del círculo, la
cruz, etc. Estos símbolos geométricos de tendencia a la ordenación y
unificación de lo múltiple como representación de la totalidad, son espontáneos
y su aparición se remonta a la era paleolítica.
Jung los estudió durante catorce años antes de arriesgarse a
darles una interpretación psicológica. En nuestros sueños pueden aparecer como
figuras geométricas propiamente dichas, o bien encarnadas bajo la forma de
edificios o plazas circulares, anillos, rondas (símbolo ancestral de la unidad
y comunión esencial)… En la mitología también ciertos objetos especiales pueden
representarlo, tal como el Santo Grial o la Piedra Filosofal. Culturalmente
cada vitreaux en una catedral, cada mandala que un monje diseña, cada ronda de
gente reunida, cada alianza de matrimonio, está representando, silenciosamente,
este símbolo central que viene desde la noche de los tiempos…” (V. Gawel).
Cuando Jung veía que sus pacientes empezaban a dibujar
círculos con un centro, o mandalas, se ponía contento, porque esos dibujos
representaban al Sí Mismo con el que sus pacientes, ya habían hecho conexión en
su interior, aunque sus efectos aún no se manifestasen en el exterior; pero esa
era la prueba de que pronto se manifestarían, de que la sanación estaba
próxima.
Existe también un aspecto de la Psicopatología vinculado a
este tema, que sería muy complejo de abordar en una carta como esta.
Hasta pronto!...
Cariñosamente, Ricardo Luis Gerula.
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