Todos los azúcares sin excepción inhiben la secreción
estomacal de jugos gástricos. Esto se debe a que los azúcares no se
digieren en la boca ni en el estómago, sino que pasan directamente al
intestino delgado para su digestión y asimilación. Cuando se consumen
en combinación con alguna proteína, como un pastel después de Un bistec,
no sólo inhiben la digestión de las proteínas al inhibir la secreción de
jugos gástricos, sino que los propios azúcares quedan atrapados en el
estómago en lugar de pasar rápidamente al intestino del gado, y esta demora
permite que las bacterias fermenten el azúcar liberando toxinas y gases
nocivos que aún perjudican más la digestión.
Norma: Evite el consumo de azúcares y proteínas en la
misma comida.
· Fécula y azúcar: Se ha demostrado que, cuando el azúcar
llega a la boca acompañado de una fécula, la saliva segregada durante la
masticación no contiene ptialina, lo cual sabotea la digestión de la
fécula antes de que alcance el estómago. Además, esta combinación impide que el
azúcar pase más allá del estómago hasta que termina la digestión de la
fécula, provocando así fermentación. Los subproductos de la fermentación
del azúcar son ácidos, cosa que aún inhibe más la digestión de las
féculas, que necesitan un medio alcalino. El pan (fécula) con mantequilla
(grasa) es una combinación perfectamente compatible, pero cuando se le
añade una cucharada de miel o mermelada se están introduciendo azúcares en
la mezcla, y eso perjudica la digestión de la fécula contenida en el pan.
El mismo principio se aplica a los cereales del desayuno endulzados
con azúcar, a los pasteles muy azucarados, las tartas dulces y demás.
Norma: Consuma féculas y azúcares por separado.
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