Si la persona que más amas te dice que no quiere volver a
verte nunca te sentirás abatido, desmotivado, y profundamente triste. Aunque
transitorio, síntomas parecidos puedes sufrir si estás incubando un resfriado y
tu sistema inmunológico manda señales al cerebro para que desees estar aislado
y no contagies a la manada. O si por cualquier trastorno endógeno e
inconsciente se alteran los niveles de algunos neurotransmisores. Cuando
alguien te haga la pregunta mal formulada de si somos sólo química, responde un
rotundo….. “sí; ¿se te ocurre algo más?”… Algo diferente es si la química
siempre está en el origen de nuestro comportamiento y emociones.
A veces sí, y a veces no.
Cuando en el congreso de la Society for Neuroscience de hace
unas semanas en Washington DC escuché hablar sobre investigación en
enfermedades mentales a Thomas Insel, director del National Institute of Mental
Health de los EEUU y comento como autor en los años 90 de los
experimentos con ratitas de campo polígamas y monógamas que situaron a la
oxitocina como hormona del amor, visualicé la tristeza como ejemplo para
ilustrar los diferentes niveles de estudio y comprensión científica de la
conducta humana. Desde el genético al químico, cerebral, conductual y social.
La genética no es determinante
“La manera como nos planteamos el estudio de las
enfermedades mentales siempre es desde un espectro muy amplio que cubre
diferentes niveles, desde moleculares, genéticos, de sistemas, y conductuales.
En el caso de la depresión nunca hemos tenido grandes razones para buscar el
componente genético, ya que el nivel de heredabilidad es muy bajo. Nunca hemos
esperado encontrar genes determinantes. Continuamos creyendo que hay secuencias
genéticas específicas que aumentan el riesgo a sufrir depresión, y se han
replicado resultados positivos con polimorfismos en el gen del transportador de
serotonina. Pero siendo sinceros, la asociación es débil, y en el aspecto
genético no hemos visto grandes progresos. Ahora estamos muy expectantes con la
epigenética, pues creemos que la regulación de genes en función del entorno y
experiencias sí podría tener un papel muy relevante.”
Las moléculas de la tristeza
“En el ámbito molecular sí tenemos un conocimiento muy
sólido acumulado durante más de 4 décadas de investigación. Sobre todo en
neurotransmisores como la serotonina y la norepinefrina. Estos son los más
relevantes, y la base de muchos tratamientos farmacológicos contra la
depresión. Pero ahora estamos viendo que hay muchísimos más factores químicos
involucrados: otros neurotransmisores, enzimas, neuromoduladores… de lo más
novedoso en los últimos dos o tres años es el sistema del glutamato."
Áreas del cerebros sobreactivadas en depresión………“A nivel
celular hay interés creciente en una zona del cortex prefrontal llamada
Brodmann Area 25. Está formada por unos pocos miles de neuronas y se
ve claramente sobreactivada en gente deprimida. Lo descubrimos con técnicas de
neuroimagen. En los paciente de depresión vimos esa área mucho más activa que
en controles, y cuando esos mismos pacientes mejoraban, la actividad de la BA25
también disminuía. Pero lo más interesante es que recientemente varios grupos
han utilizado diferentes tipos de estimulación neuronal para modular la
actividad en esa zona, y los síntomas de depresión mejoran considerablemente.
No sabemos mucho de su funcionamiento todavía; sólo que está relacionada con el
transporte de serotonina.”
Sistemas: Todo está conectado
“La aproximación más ilusionante en estos momentos es
percibir la depresión como un problema de circuitos; como un sistema formado
por muchos nodos que se relacionan entre ellos y la alteración de uno puede
afectar al otro. Buscar comprender el fenómeno de manera integral. Los niveles
de serotonina y la actividad del área 25 pueden ser nodos muy importantes, pero
no necesariamente el origen. Debemos analizar todo el sistema incluyendo nodos
somáticos como la falta de apetito, de líbido o de energía… y otros
involucrados en aspectos más psicológicos como autovaloración de tu propia
vida, trabajo o falta de esperanza. Vemos diferentes parámetros bioquímicos y
áreas del cerebro interrelacionadas, y nos damos cuenta que la depresión no es
un único síndrome sino una variedad de desórdenes que pueden provenir de
diferentes causas. Debemos buscar una comprensión a nivel de sistema,
considerando biomarcadores, neuroimagen, niveles de neurotransmisores, genes
candidatos, aspectos conductuales… y muchos nuevos factores. Por ejemplo
recientemente hemos identificado un subgrupo de gente con depresión que tiene
niveles muy altos de factores antiinflamatorios, posiblemente cuyo origen es
una respuesta inmune. Hemos visto cuadros depresivos que mejoran con
antiinflamatorios. Hay muchos subtipos de depresión, y debemos ser lo más
específicos posible.” Pocas novedades en el aspecto conductual “Bueno…
a nivel de comportamiento humano o factores psicosociales hacemos menos, porque
ya tenemos un gran conocimiento acumulado por la psicología durante el siglo
XX. Lo nuevo son otras investigaciones más fisiológicas. Pero obvio que son
importantísimos, desde luego. Vemos claramente cómo en la depresión las
personas tienen una percepción distorsionada del mundo, y cómo la memoria se
vuelve tremendamente selectiva: recordamos sólo cosas buenas o malas asociadas
al evento traumático que nos hace sufrir. Y olvidamos todo el resto. Cuando
observas desde la distancia, es espectacular cómo alteramos nuestra memoria. Y
de hecho también estamos investigando si hay algún aspecto físico en el cerebro
que influya en esta selección arbitraria de recuerdos positivos o
negativos."
NUEVAMENTE AQUÍ……….. ES NECESARIO APLICAR LA INTELIGENCIA
EMOCIONAL….. Y EN EL CASO DE LA TRISTEZA CRONICA (DEPRESION) ACTIVAR …
RAPIDAMENTE EL PROCESO DE INTELIGENCIA ESPIRITUAL…. PUES… UNA CLAVE IMPORTANTE
PARA ACTIVAR RECURSOS ENDOGENOS.. ES EL “SENTIDO DE LA VIDA” EN GENERAL DADO EN
UN “PROPOSITO” PARA DEJAR ESTE MUNDO UN POCO MEJOR.
Lic. Victor Morales
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