1.- El
INCONSCIENTE: nuestro poderoso amigo
No estamos solos en
nuestro estado consciente: tenemos un SOCIO = el INCONSCIENTE que le envía “sugerencias” a nuestro cerebro de cómo actuar… y…
¿qué le sugiere?.. define cómo nos tenemos que sentir, qué pensar, qué elegir.
Por ej., por estas “sugerencias” una
persona arregla más su aspecto si percibe un leve olor a líquido de limpieza…
este tipo de “decisiones” explicaría por qué somos generosos en un determinado
momento y mezquinos minutos después. Es que las imágenes, los olores y los
sonidos cotidianos pueden activar objetivos o motivaciones que ya no tenemos
presentes conscientemente. A veces, podemos ir al lavadero a buscar la ropa y
volvemos con un vino y un diario. Habría
un área prefrontal en nuestro cerebro
(el pallidum
ventral) que primero evalúa las recompensas y recién después tiene en
cuenta otras regiones conscientes de mayor nivel. A veces tenemos objetivos que
no se pueden cumplir en el momento, por eso permanecen inactivos hasta que los
cumplimos en un momento dado aunque ya no nos acordemos conscientemente de
ellos. El conocimiento de esta parte de nuestra naturaleza debería alentarnos a
vivir más alertas sobre nosotros mismos.
Cuando sucede que queremos
realizar una cosa y hacemos la contraria, tendríamos que tener en
cuenta que nuestro inconsciente tiene otra “visión” de lo que es bueno para
nosotros en ese momento. Tendríamos que preguntarnos: qué valores no tienen lugar, en
mi actual estilo de vida, para poder
manifestarse…
Esto supone una actitud de mucho
respeto de nuestra parte por el inconsciente, ante quien somos como madres primerizas ante los
balbuceos de su bebé: sabemos que algo dice, pero no sabemos qué.
Algo podemos llegar a saber, si nos concentramos en nuestros sentimientos, en
lo que sentimos concretamente en cada momento.
2.- Nuestros
SENTIMIENTOS, la conexión con la vida misma.
Nuestro consciente, no rige nuestra
vida. No sirven de mucho las razones, los conceptos, las racionalizaciones que
podemos urdir para “justificar” o para “motivar” determinados aspectos de nuestra vida. Por eso podemos
encontrar a “doctores” en las ciencias del comportamiento, cuya brillante
capacidad mental no les alcanza para vivir dentro de la “aceptable y general normalidad” del vecindario.
Nuestra vida la rige el INCONSCIENTE
y podemos conectarnos con él, observando QUÉ SENTIMOS en diversas situaciones
de nuestra vida. Para eso, para entendernos, deberíamos tener en cuenta que mi
Yo, tiene muchos “yoes” = partes, roles… por ejemplo, una docente, tiene un yo-docente, un yo-mamá, un yo-esposa, un yo-amiga,
un yo-vecina, un yo-hobby… por eso es importante también no decir: estoy
cansado - a… sino, una parte de
mí, está cansado - a… y este es un recurso importante, para GANAR LUCIDEZ
en nuestra vida: por eso tendríamos que acostumbrarnos a preguntarnos QUÉ NOS
QUIERE decir esa parte (no toda nuestra persona) que SE SIENTE INCÓMODA en ese
momento y en esa circunstancia… porque si no procedemos así, nos “VAMOS a
AGARRAR, a DESQUITAR” con el primero que se nos cruza.
Por ejemplo: voy al Supermercado…
miro la Góndola, todo aumentó… me siento reincómodo con la situación y me
agarro con la Cajera, que no tiene nada que ver con la inflación y la suba
constante de precios. Ese es el momento
en que tengo que preguntarle a esa parte mía disgustada, qué le pasa…
por qué está disgustada… qué me quiere decir… porque si con nuestros
sentimientos (los únicos que cuentan), no damos
en el blanco, es decir, dirigiendo
nuestro displacer al que es responsable directo de nuestro disgusto,
nuestro sentimiento de displacer, no se va disolver… al contrario, servirá para
incrementar más el disgusto general. Por ejemplo: un niño tiene un perrito… el
perrito sale a la calle y lo mata un coche. Hasta que el niño, no dé en el
blanco de por qué murió el perrito, no tendrá paz, por más excusas
“intelectuales” que le ponga al asunto. Quizás (si ese fuese el caso) un día dé
en el blanco, aceptando que el perrito murió, porque él dejó abierta la puerta
del garaje. Una vez que el sentimiento de displacer, “da en el
blanco”, se diluye como por arte de magia.
3.- Así
PROCEDÍA JESÚS.
Cuando Jesús es interrogado por Anás
y por una de sus respuestas un Guardia le pega una cachetada, Jesús le dijo
enseguida: “Si he hablado mal, muestra en qué ha sido; pero si he hablado bien,
por qué me pegas?..” (Juan 18,23). ¿Ven?.. no metió la ofensa bajo
la alfombra… su reclamo, dio
directamente en el blanco y en el mismo momento. Si nos comportamos así
tendremos nuestro espíritu libre de deudas emocionales y nunca tendremos
necesidad de presentar boletas atrasadas por situaciones pasadas.
Cariñosamente,
Ricardo Gerula
No hay comentarios:
Publicar un comentario